martes, 22 de octubre de 2013

SINDICATOS



Debido a la crisis económica, ha sido mucha la carga impuesta sobre los hombros de los asalariados. Trabajadores que han sufrido en sus bolsillos y en los de sus familias los recortes adoptados por la administración, que han desembocado en el menoscabo de sus derechos laborales cuando estos no se han visto directamente cercenados. Muy a pesar de lo que diga nuestro paisano Cristóbal Montoro, los sueldos no han hecho sino reducirse, las condiciones laborales precarizarse y muchos de los derechos anteriormente ganados, desaparecidos.

El trabajador por cuenta ajena se pregunta con toda legitimidad y lógica dónde están los sindicatos, qué labor han hecho para impedir todo esto. Cómo han ejercido su tarea de contrapeso ante la reforma laboral, el paro galopante que padecemos, etc. Sin embargo, cuando hablamos de sindicatos tendemos a pensar en las dos grandes siglas que representan este estrato social, UGT y CC.OO. Ambos son protagonistas de la escena actual junto a los partidos políticos tradicionales PP y PSOE. Todos ellos se encuentran superados por el devenir de los hechos y denostados públicamente. Pero resultaría erróneo pensar que la acción sindical en España queda únicamente circunscrita a estas formaciones. Sería igualmente injusto para con el resto de agrupaciones sindicales creer que la labor que desempeñan los sindicatos es prescindible porque estas dos centrales sindicales no estén a la altura de lo que se les exige.

Ahondando en los motivos por los cuales UGT y CC.OO. están perdiendo el favor de los trabajadores hay que citar las causas. Relajación en la defensa de los derechos de los trabajadores y una connivencia u oposición, por momentos evidenciada, con el Gobierno, según lo ocupen socialistas o populares, eso sin entrar a hablar del caso destapado por la prensa referente a las facturas falsas pasadas a la Junta de Andalucía o su implicación en la trama de los ERE.

De cualquier modo, el rol del sindicato es hoy por hoy más necesario que nunca, y porque los dos sindicatos más representativos de España no ejerzan su función como debiera de ser, no podemos permitirnos prescindir de la necesaria defensa del trabajador, de la contestación social a tanto atropello.

En conclusión, no solo los partidos políticos tradicionales necesitan un profundo replanteamiento en su funcionamiento y estructura. También lo es necesario respecto de UGT y CC.OO., porque no será sino a través de una auténtica reflexión en sus filas como podrán cumplir fielmente el papel que les atribuyen tanto la Constitución y las leyes, como los propios trabajadores, acreedores de unos sindicatos fuertes que puedan defenderlos sin pliegue alguno ante tanto desmán.

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