domingo, 28 de diciembre de 2014

CRISIS, CRISIS, CRISIS, VII AÑO TRIUNFAL



Expira 2014 y por consiguiente el séptimo año consecutivo de crisis económica. A pesar de las halagüeñas predicciones del presidente del Gobierno, ojalá se cumplan, lo cierto es que a día de hoy esa presunta recuperación se constriñe únicamente a estadísticas macroeconómicas con pocos efectos más allá del Ibex35. Esta herida abierta, sangrante, por la que se duelen los sencillos en forma de precariedad, paro y pobreza está siendo atendida por unos matasanos que en su falta de pericia, pero sobre todo de humanidad y sensibilidad, están atajando esa herida abierta con sanguijuelas y friegas de romero a falta de maracas de chamán y algún que otro hechizo recitado alrededor del fuego de una lumbre. Esa herida se ha infectado en forma de descontento social, porque al mal económico se le adiciona el mal moral, el de la corrupción, que se ha encargado de emponzoñarlo todo. Y como consecuencia natural y lógica de esa infección, el cuerpo humano que es la nación española, se defiende de ese ataque. En el caso español, la reacción a la patología antes dicha se llama Podemos, que no es sino la pus que arroja esa herida infectada. 2014 ha sido el año de Podemos, su aparición y ascenso ¿Quién no ha escuchado en alguna ocasión aquello de “esto tiene que reventar por algún lado” a tenor de esa doble crisis económica y de ejemplaridad pública? Pues, de momento, esta parece haberse erigido en esa canalización del descontento social, en esa acción reactiva a la infección de la herida. Efectivamente, esto tendría que reventar por algún sitio porque era lógico, natural y sobre todo, necesario. Los matasanos que nos gobiernan, aludiendo con ello a toda la denominada “casta” sin hacer distinción de bipartidismo o administración comunitaria, estatal, autonómica o local, han demostrado una incapacidad total de solucionar los problemas. Pero todos sabemos que la pus no deja de ser una reacción, una consecuencia necesaria de la causa, que es la infección de la herida. Pero no es la solución a la herida. El paralelismo es contundente. Podemos, como la pus, señala y diagnostica acertadamente el problema: la pobreza, el abuso, la casta y la corrupción, pero no lo va a solucionar. Al igual que la pus, indica que hay infección pero no la sana. Esto entiendo yo. Mientras tanto, a expensas de todo lo que en el año próximo, electoral, se vaya precipitando, no habrá más remedio que resumir 2014 haciendo paráfrasis del eslogan franquista declarando “Crisis, crisis, crisis VII año triunfal”, por desgracia.

domingo, 21 de diciembre de 2014

LA DICTADURA DE LA MAYORÍA



Cuando la verdad y la justicia dejan de ser esencias permanentes de la razón, y se abandona a decisiones puntuales de la mayoría de cada instante la definición de lo que es justo o injusto, verdad o mentira, el bien o el mal; se llega inevitablemente al azote de nuestro tiempo, al relativismo. Como el Estado obedece a la dictadura de la mayoría que ejecuta el partido en el Poder, solo bastará hacerse con esa mayoría para trocar en justo, aceptado y legal, aquello que puede ser perfectamente abyecto e inhumano. “Nunca olviden que todo lo que Hitler hizo en Alemania era legal”. La frase, que pertenece a Martin Luther King, no puede ser más reveladora. Así, Mariano Rajoy o Artur Mas, opinan que todos los españoles o solo los catalanes, podemos decidir si deseamos que nuestra Patria siga existiendo o no. La mayoría será también quien decida si un obrero ha de vivir en la miseria, porque nosotros, ciudadanos libres, no estamos obligados a aceptar unas condiciones, pero como son ellos los que las fijan, puede usted morir de hambre en absoluta libertad. Se llega al punto de que el aborto porque sí, es ya según la mayoría parlamentaria, un hecho pacíficamente aceptado.

No obstante, a esta dictadura de la mayoría, de la cantidad que aplasta a lo que es justo y verdadero y que enmudece a lo que cualitativamente es superior, a este Sálvame Deluxe sobre la televisión de calidad por razón del share; se la pretende ahora sustituir por más dictadura todavía, la del asamblearismo; que tal y como se pretende implementar es la dictadura de la mayoría y de la cantidad sobre la calidad, pero elevada a la enésima potencia. Todo ello en pos de una falsa libertad. De esta forma se mira con envidia equivocada a Suiza, por ejemplo, y su profusa práctica consultiva popular. Error, nada hay más triste que un pueblo perdido y sin rumbo ni misión histórica que continuamente debe apelar al referendo popular para guiar sus destinos. En función de esa mayoría, cambiante y voluble, justificada por su propio peso y nada más; se puede un domingo cualquiera legitimar la pena de muerte para otro borrarla, y el muerto, muerto queda. Esa falta de espiritualidad, de ensoberbecida infalibilidad de la mayoría aún expresada a través del sufragio universal, embrutece y barbariza al hombre al que sólo mediante el reconocimiento como portador de valores eternos de justicia y verdad que le son inherentes se respeta de veras su libertad.

lunes, 15 de diciembre de 2014

DOBLE MORAL



En esta doble moral en la que muchas veces cae nuestra administración pública podríamos citar el caso del tabaco. Mientras que las autoridades sanitarias recomiendan no fumar por los perjuicios que inciden en la salud, el Estado grava fuertemente con impuestos cada cajetilla de cigarros. Prohíba usted el tabaco si tan malo es. Igualmente sucedió con aquellos populares detectores de radar. Su venta al público no solamente contaba con la bendición de las leyes, sino que además el IVA de dicho producto iba a parar a Hacienda. Sin embargo, desde el 9 de mayo de este año está prohibida su utilización bajo, por supuesto, fuertes multas. No los venda.

Pues el último caso de esta doble moral del Estado lo tenemos en la reciente ley de reforma del Registro Civil que impulsa el Gobierno a través del Ministerio de Justicia. España reconocerá el derecho de inscripción en el Registro Civil de los hijos de españoles nacidos mediante gestación subrogada en el extranjero, conocida también como vientre de alquiler. Pero el vientre de alquiler en España es ilegal. Así lo prohíbe expresamente la ley 14/2006 sobre las técnicas de reproducción asistida, ya que la filiación legal del menor está vinculada directamente con el parto y no por la vinculación genética. No obstante, todos los años cientos de familias españolas viajan a Estados Unidos y otros países donde esta práctica está legalizada para contratar este proceso por el cual pueden ser padres biológicos de sus propios hijos. Sin embargo, a pesar de la prohibición y en 2010, la Dirección General de los Registros y del Notariado dictó una instrucción para fijar los criterios que determinaban las condiciones de acceso al Registro Civil español de los nacidos en el extranjero mediante estas técnicas, siendo anulada en la práctica por sentencia del Tribunal Supremo que declaró que la ley de técnicas de reproducción impide la inscripción de estos menores. Pues a partir de que entre en vigor la reforma legal del Registro Civil serán inscritos estos menores como hijos de sus padres que son.

En cualquier caso, la pregunta cae por su propio peso ¿Por qué le da usted amparo legal a una cosa que es consecuencia de lo que en España la ley prohíbe? Para eso, no sea usted hipócrita, y si reconoce el derecho de inscripción de esos hijos que se gestan en el extranjero, reconozca usted, cambiando la ley igualmente, el derecho de los padres a gestar a esos hijos en España.

martes, 9 de diciembre de 2014

EL MAÑANA SIN EL AYER



El pasado día 6 de diciembre se celebró el treinta y seis cumpleaños de la Constitución Española y el aniversario tiene lugar cada vez con más voces que o bien abogan abiertamente por su reforma o bien la sugieren. Los debates abiertos acerca de su reforma giran en torno a varios asuntos y no de poca importancia. Desde la organización territorial del Estado, pasando por la reconfiguración de los principios rectores de la política social y económica, hasta la reforma del Poder Judicial y hasta el modelo de Estado monarquía o república.

Pues a todos los que la presente vieren y entendieren, sabed, que las Cortes vinieron a aprobar y el pueblo español a ratificar ese día seis de diciembre de 1978, una Constitución cuyo mayor defecto es que no se cumple. La Constitución Española no se cumple en algunas ocasiones en su letra, pero mucho menos en su espíritu, en su fondo; en aquello para lo que estaba pensada y fue prevista. Por definición una Constitución es un marco, una estructura legal para regular la convivencia del pueblo que la aprueba y a la que está llamada a regir. Y la Constitución define a España como un Estado social y democrático de Derecho. Pero en España ni hay estado social porque los políticos cada vez más se afanan en empobrecernos, ni democrático pues sólo se acuerdan de este vocablo cada cuatro años, ni de Derecho pues se aplica a conveniencia del momento y de los intereses en juego ¿Cómo puede definirse social un Estado cada vez más acuciado por el desempleo, la falta de vivienda, la precariedad laboral, la ausencia de crédito o la paulatina pero inexorable privatización de sus servicios públicos? ¿Cómo puede definirse democrático un Estado en que el partido en el Gobierno ha hecho exactamente lo contrario de aquello que prometió en su programa? ¿Cómo puede definirse de Derecho un Estado en el que Artur Mas vulnera la Ley sin que pase nada o la corrupción campe a sus anchas? No hay voluntad política de aplicar la Ley, la Constitución, en su letra y... en su espíritu ¿De qué inconveniencia podría adolecer nuestra Carta Magna si los responsables de aplicarla fueran leales en su labor? Hablo de políticas de protección al trabajador y no de reformas laborales que rozan la esclavitud, hablo de respeto al compromiso adquirido con el votante y hablo de ejemplaridad en la función pública, lealtad entre las instituciones del Estado y de respeto a la independencia de jueces y tribunales. Efectivamente la Constitución no es un texto inamovible sino que está abierta a su reforma y la misma está prevista en la Carta Magna. Pero mi mayor incertidumbre es conocer qué van a traer de nuevo aquellos que incumplen lo viejo.

lunes, 1 de diciembre de 2014

EL YELMO DE ESCIPIÓN



El otro día venía manteniendo una discusión con un amigo acerca de lo que el español medio venía primando a la hora de dar su voto a un partido político. En estas, que para intentar dirimir la controversia, decido preguntarle por el asunto al dueño del bar donde desayunábamos. La respuesta, sin despejar nuestras dudas, fue sin embargo rotunda “a ninguno, son todos unos ladrones”.
Esta respuesta no es minoritaria por desgracia. De total indignación pero también de absoluto desinterés por la política ante el asco debido a la inmensidad de podredumbre que tenemos instalada. El español reacciona ya ante la corrupción y otros problemas públicos como Julio César cuando fue asesinado por el complot que ejecutó su muerte. Las puñaladas que acabaron con su vida procedían de aquellos a los que concedió su confianza y su favor. Al ver a su protegido, Bruto, entre los conjurados, pronunció su célebre Tu quoque fili mi (Tú también hijo mío) y César se cubrió el rostro con la toga muriendo en silencio, sin defenderse, asqueado.

De igual manera, la nación española se halla desamparada y más aún, estafada, por aquellos a los que otorgó su confianza. Pero no ha de ser la resignación ni el modelo de César el ejemplo a seguir. Entroncando con esa misma tradición romana, a la mala política y a la corrupción se las ataca como hizo Roma en la Tercera Guerra Púnica que les enfrentó a los cartagineses. Cuando finalizó la misma, poniendo punto y final a las guerras entre ambos pueblos, las legiones romanas al mando de Escipión destruyeron totalmente Cartago, hasta los cimientos, y sembraron con sal la tierra para que nada volviera a crecer allí.

No basta el perdón. No caben enjuagues ni apaños. Tampoco van a disimular con leyes anticorrupción aquellos, que responsables, sabían y cobijaron para vergüenza pública a sus corruptos. Ellos son por tanto quienes han de pagar no ya el perjuicio económico que causan con sus corruptelas, sino el daño moral y el sentimiento de angustia, ira y bochorno de un pueblo que no debe abandonarse a la desesperanza. España va despertando ya del engaño y como dice la letra del himno de Italia rememorando aquella victoria romana, "a ceñirse el yelmo de Escipión a la cabeza". Porque todos aquellos que, políticos o no, defraudan al pueblo, no van a cambiar por las buenas, ni va a vencer la Justicia por abandono; sino por acción, ejercicio, participación y movimiento, de nosotros también.