lunes, 30 de mayo de 2016

LA NUEVA INQUISICIÓN



Eso de ir por ahí poniendo etiquetas a los demás está muy feo. Más feo está aún cuando esas etiquetas sirven para menospreciar, denigrar o marginar a alguien. Todavía más feo está añadir literatura y hechos que están de sobra para colocar el sambenito. Pero si hay algo que está feo es la injusticia e hipocresía de los que van por ahí expidiendo carnés de demócratas como si en ellos residiera la quintaesencia de la democracia y además nos tuvieran que decir a quiénes podemos votar y a quiénes no, quiénes son demócratas de primera y quiénes de segunda, y también quiénes no son demócratas según ellos y por tanto conviene apartar y extirpar de la vida pública.Los nuevos inquisidores de nuestro tiempo. Todo esto viene a cuenta de que ya estoy un poco cansado de que me tomen el pelo desde ciertos sectores políticos y medios de comunicación, cuando no dudan en utilizar el apelativo de “extrema derecha” con algunos movimientos políticos nacionales o extranjeros en cuanto que estos cumplen dos o tres premisas. Desde el momento en que una formación política es calificada de “extrema derecha” es como si su derecho a la participación en la vida públicaquedara automáticamente restringido y puesto en cuarentena. Esa calificación, esa etiqueta, la de extrema derecha; conlleva obviamente un tono peyorativo ciertamente nefasto para quien lo recibe.

Inmediatamente lo clasifican en el racismo, la xenofobia, la violencia y la brutalidad. Por ejemplo, hay auténticas campañas de descrédito sobre formaciones como la de Marine Le Pen en Francia y su Frente Nacional, que nos han sido presentados como el coco que se come a los niños crudos. Quien se haya tomado la molestia de informarse sabría que su programa económico podría firmarlo Podemos, es decir, nada de derechista. Pero en esta Europa nuestra y más concretamente en España, hay cosas que no pueden decirse so pena de incurrir en el gravísimo delito de ir contra las normas establecidas, y entonces, si usted se sale de lo convencional, estacazo.En Madrid, esta semana, un grupo de mil personas que se manifestaban en favor del “disparate xenófobo” de primar a los españoles a la hora de repartir las ayudas sociales, fueron calificados igualmente de extrema derecha, sin piedad. Pero todo esto, no conduce sino a la reflexión de por qué este sistema tan libre y democrático que tenemoses tan rápido sin embargo en poner palos en las ruedas de aquellos que lo cuestionan.

lunes, 23 de mayo de 2016

BUENOS SÍ, TONTOS NO



Vivimos en un Estado que tranquilamente vendería la soga con la que lo van a ahorcar a sus propios verdugos. Prueba palpable y evidente de ello es lo sucedido con las banderas esteladas independentistas de Cataluña en la final de la Copa del Rey de fútbol. Nos encontramos con que la delegada del Gobierno en Madrid prohíbe tajantemente la entrada de banderas independentistas al estadio Vicente Calderón, para que más tarde, un Juzgado resolviera la autorización a entrar y exhibir estos paños, que no banderas. Pero es que lo más hiriente de todo esto no es que los independentistas se salgan con la suya. Lo más lacerante es que los independentistas aprovechan la Ley a su favor cuando esta les conviene a sus fines. Es decir, cumplen la Ley según les venga bien. Sin embargo, cuando la aplicación de la Ley no es favorable a sus intereses la incumplen flagrantemente sin consecuencia alguna. Este es el problema del actual ordenamiento y estructuración legal de España, que aquellos que pretenden socavar y luego destruir el Estado a través del incumplimiento de la Constitución y las leyes aprovechen las mismas en su favor. Sucede exactamente igual que cuando a ETA se le dijo desde el Gobierno que “o bombas o votos”. Pues ni una cosa ni la otra. Porque ahora ETA no mata, pero sus miserables postulados ideológicos no pueden estar en las instituciones, aunque no mate. En este caso es igual, me da exactamente o mismo que el paño independentista catalán o estelada no implique odio, violencia, etc. Es un paño que representa una ofensa para el resto de la nación española, y como tal, no debe de ser exhibido públicamente y menos aún en un evento de esta repercusión.

Además de todo ello, tenemos que aguantar la nula valentía del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Ni se le ha ocurrido salir en defensa de su propia delegada del Gobierno en Madrid, lo cual, ha propiciado que se quede sola ante el aluvión de críticas recibidas por la autorización de la “justicia” a la exhibición de los paños que ella prohibió. Piden su dimisión entre otros partidos el PSOE, este partido cuyo secretario general, Pedro Sánchez, se hizo fotografiar delante de una gigantesca bandera nacional al inicio de la anterior campaña electoral. En su línea.
En fin, que estando perdida la batalla del patriotismo, al menos, no hagamos el tonto dando tregua a quien viene a por nosotros.

lunes, 16 de mayo de 2016

EN LA TACITA, POR FAVOR



Una fotografía que circula en redes sociales en la que salen las dos puertas de los urinarios de un bar de Jaén. Una de ellas tiene escrita la palabra “bla”, y es la del servicio de hombres. La otra, con una ristra inacabable de “blablabla”, es la puerta del servicio de señoras. Pues ya está formado el lío. ¡Esto es machismo! Las mujeres hablan sin parar y de ahí que tengan en su puerta el símbolo de este sambenito. A partir de ahí, dale caña al mono que es de goma. Tanto, que los mismos propietarios del establecimiento, tuvieron que salir al paso de la polémica generada dando explicaciones. Pero estos follones, que no deberían de pasar de mero chascarrillo, tienen su explicación. Nuestra sociedad está en pleno efecto “esponja”. Sucede que cuando presionamos una esponja y de pronto dejamos de ejercer esa fuerza, la esponja se expande rapidísimamente. Pues esto es igual, venimos de una situación en que la mujer ha estado discriminada, y en esa labor de la sociedad actual de equiparar a mujeres y hombres, se cae en estos excesos como es generar semejante revuelo por algo que no tiene mayor maldad ni censura. Vivimos en una sociedad, que cada vez más, tiende a lo políticamente correcto donde debería haber mayor naturalidad. Pero, es mucho más fácil escandalizarse por estas menudencias que aplicar una auténtica labor integradora de la mujer en la vida real. Es más cómodo para las élites gobernantes, adaptar el lenguaje a su nueva moda u organizar un teatrillo de reconocimientos y vivas a la mujer, que trabajar arduamente en lograr una auténtica igualdad retributiva de salarios hombre-mujer, en que las mujeres estén seguras en su puesto de trabajo sin preocuparse de si lo perderán por ser madres si lo desean, de compaginar vida personal y familiar, etc. Trabajar en la auténtica consecución de estos fines es más complicado que cargar las tintas en redes sociales. Véanse ejemplos como el del presidente de Castilla la Mancha, el socialista García Page, que en una entrega de premios se hace una foto con una mujer ataviada con el vejatorio burka. ¿A qué jugamos? En definitiva, y para tranquilidad de los que tanto gusta la corrección llevada al extremo, a los propietarios del bar de la polémica, les pido que coloquen un cartel encima de los retretes que diga “cáguense en la tacita, por favor”. Por si las dudas.

lunes, 9 de mayo de 2016

LA BURRÁ



El otro día estaba dando un repaso a los canales del televisor y de repente sale María del Monte andando como si fuera a horcajadas, por mitad del campo. Era un anuncio de un programa que venía a llamarse, algo así, como “La Pará del Camino”, o parecido, que no entendí muy bien, pero supongo que hacía referencia a la romería de El Rocío. Más allá de la estampa agreste que fue lo que me llamó la atención, la verdad, jamás había oído yo hablar de eso de “la pará”, que supongo que querría decir “parada”. Seguramente otra deformación del lenguaje como la que lleva de “madrugada” a “madrugá”. Las cosas de Canal Sur, que no cesa en su afán de promocionar una Andalucía, que desde luego existe, pero que por ejemplo, no es la mía. Evidentemente, yo, que soy de Jaén, y por tanto, nacido en Andalucía, soy tan andaluz como un sevillano de la más honda raigambre trianera, o tan andaluz como un gaditano o un jerezano. Lo que no alcanzo a entender es el porqué de esa monolítica visión de Andalucía que promueve la radiotelevisión andaluza, solo parcial, y de allende el valle del Guadalquivir. Esas locuciones, con esos acentos tan marcados de la Andalucía occidental, esa programación, tan enfocada a aquel gusto musical… Ciertamente, esta Andalucía cañí que jalean a todas horas, no deja de recordarme a aquella Televisión Española de hace cuarenta o cincuenta años, que nos ponía a Carmen Sevilla anunciando televisores. El relego que hacen desde la tele pública autonómica de la otra Andalucía, es además, una desconsideración a los que, igualmente andaluces, como los de Jaén, Granada o Almería, no tenemos ni tanta “grasia” ni tanta “arte”, que por cierto, ni falta que nos hacen. Por otra parte, tanto ahondar en el tópico de lo que “debe de ser” lo andaluz, es contribuir negativamente a esa visión de la Andalucía del flamenco y la gitana, que, sin ser nada malo, no recoge todo lo que es su riqueza y su diversidad. Toreros, gitanas, folclóricas, rebujitos, Sevilla, el arte y el duende, muy bien. Pero también chirris, pastiras, y hasta un poco de malafollá también, que para pronunciarse parecido, no se oye tanto como la madrugá, y ahora, la pará. En fin, que dar de lado a la otra Andalucía, me parece una “burrá”.