martes, 26 de noviembre de 2013

EPPUR SI MUOVE



Del italiano al español, “y sin embargo se mueve”. Frase atribuida a Galileo Galilei tras desdecirse del heliocentrismo ante el Santo Oficio.

Puede parecer, y motivos nos sobran para creerlo, que los partidos actúan como se pensaba que lo hacía el planeta Tierra cuando el transalpino defendía que no era así. Esto es, siendo los protagonistas de un orden natural de las cosas en que todo lo demás orbita y gira en torno a ellos. Pero de vez en cuando, cuando se aproximan unas elecciones, se producen movimientos como los que ahora tocan.

El motivo son las elecciones europeas, prueba de fuego para todos ellos. Supondrán un plebiscito a la labor del PP en el Gobierno, un examen a la tarea de Rubalcaba de resucitar al PSOE de sus cenizas, medirán hasta qué punto IU o UPyD crecen, y podrían ser el escenario también para la aparición de otras nuevas formaciones que vienen pujando fuerte como el Movimiento Ciudadano de Albert Rivera amén de otras que están por venir.

Buen ejemplo de esto que digo lo hemos visto este fin de semana y por partida doble. De una parte, un Congreso extraordinario en el PSOE-A que sitúa a Susana Díaz en la Secretaría General de los socialistas andaluces. El mayoritario apoyo a su candidatura, con un 98,63% de los votos emitidos, revela un pacto entre direcciones en aras a cauterizar las heridas abiertas en el seno de la federación socialista andaluza. Rubalcaba lo expresó en su intervención con su última frase al cierre del Congreso, “vosotros (los socialistas andaluces) sois nuestra fuerza”. Es indudable que el PSOE necesita que su marca andaluza esté en plena forma para afrontar con garantías cualquier proceso electoral y todos los esfuerzos eran necesarios para lograr esa unión.

De otra parte, en el PP tampoco han perdido la ocasión para ir preparando el terreno. Fue Esteban González Pons quien dijo este mismo fin de semana que el PP “es el único partido capaz de sacar a España de la crisis”. El mensaje está cargado de significado. Así, es posible que el PP haya defraudado a todo su electorado con sus acciones y omisiones, que sus problemas de corrupción sean causa de escándalo general, pero todo ello no es problema para enfatizar, como hizo el dirigente popular, que el PP es el clavo ardiendo al que agarrarse para lograr el principal deseo de todos los españoles; que termine la crisis económica.

La cercanía de las elecciones al Parlamento Europeo son la razón de aquel consenso y de este mensaje. PSOE y PP conocen muy bien lo mucho que se juegan en mayo, y hasta cierto punto no falta miedo en su actuar. Miedo a una abstención fuerte o a un divorcio pleno entre estos dos partidos y sus votantes, o miedo a que haya ocasión de abrir puertas a nuevas fuerzas hasta ahora ausentes que podrían ser las destinatarias de este voto descontento. Pero en cualquier caso, por más que les pese a aquellos que actúan por miedo, la Tierra, seguirá girando alrededor del Sol incluso sin ellos.

martes, 19 de noviembre de 2013

HUELGA Y DIGNIDAD



La huelga de los trabajadores de la empresa concesionaria del servicio público de recogida de basuras en Madrid ha ocupado gran parte de la información nacional e incluso internacional a lo largo de estos últimos días. Suciedad de las calles, mala imagen de una ciudad, molestias, olores, cumplimiento de servicios mínimos... buena parte de la opinión pública se pregunta al respecto hasta qué punto son lícitas ciertas actuaciones de los huelguistas. 

La regulación constitucional y demás derecho de aplicación establecen que el derecho a huelga está limitado por el respeto de los servicios esenciales de la comunidad, pero esto sólo nos da una respuesta parcial a un problema de fondo, el motivo de la huelga, que con mucho y como suele suceder, supera a lo previsto en las leyes. Eran más de mil familias de un total de seis mil efectivos con que cuenta el servicio de limpieza de Madrid las que iban a quedarse en la calle. Al resto le esperaban importantes rebajas salariales sobre un colectivo en el que el trabajador que más cobra percibe mil trescientos euros mensuales, y el que menos, quinientos. Periodos de paro forzados, subida de jornada laboral, etc. En definitiva un desastre que habría supuesto la pobreza para muchas de estas familias afectadas.

Ante esto no se puede pedir una respuesta tibia, haciendo empalago como solemos del respeto al Estado de Derecho y las leyes. Entre otras cosas, porque respetar el Estado de Derecho (social y democrático, que así comienza su definición por las leyes que defienden a ultranza los que ven en esta huelga un abuso) es también defender un mínimo de dignidad de los trabajadores, y las pretensiones de las empresas concesionarias no iban precisamente por este camino según ha quedado expuesto.

El trabajador está hoy más desprotegido que nunca. Se puede hacer de él prácticamente lo que se quiera, sin reparar, que hay familias que para llevar el pan a sus casas dependen única y exclusivamente de esos sueldos para procurarse un mínimo existencial que ahora niegan en favor de términos inhumanos como productividad, ahorro de costes salariales y competitividad.

Efectivamente, sería estúpido negar las lógicas molestias que producen las huelgas, más una como esta, pero sería más estúpido aún dejar de hacer todo lo posible para evitar el daño que se produce a una familia cuando pierde su medio de vida y la dignidad del trabajador cuando se menoscaban sus condiciones materiales de contratación. Sencillamente no se puede permanecer quieto ante estos abusos que suponen la pulverización de los legítimos derechos de quien aspira a trabajar en unas condiciones mínimamente dignas. Por tanto, poco o ningún reproche cabe hacerse de los que conscientes de esta situación que hoy afecta a estos trabajadores y mañana afectará a otros, defienden sus intereses frente a estas agresiones.

En el plano político, el papel del Ayuntamiento de Madrid en esta huelga supone el agotamiento del crédito que nunca tuvo su alcaldesa, Ana Botella, paradigma del mal hacer de los partidos y que tuvo en su marido, Aznar, su único y principal mérito para ser merecedora de una alcaldía, que ya se vio por el caso Madrid Arena, le quedaba muy grande.

martes, 12 de noviembre de 2013

LA CONFERENCIA DEL PSOE



El plano en el que se mueven los partidos políticos se asemeja en ocasiones a las placas tectónicas. Presentan un aspecto exterior rígido pero se mueven sobre una capa interna algo más dúctil que en ocasiones propicia este movimiento. Este paralelismo puede aplicarse a lo vivido por el PSOE en la conferencia política que ha ocupado a los socialistas durante todo el fin de semana. “El PSOE ha vuelto” proclamaba a voz en grito Rubalcaba en la clausura. Seguramente sean los lemas de este tipo los que protagonicen finalmente el cónclave; y ese es exactamente el problema, quedarse en el eslogan.

Si nos remontarnos muy poco tiempo atrás, cuando gobernaba Zapatero, encontraremos que la política antisocial del gobierno del PP que ahora denuncian los socialistas, tuvo su precursora en la bajada de las pensiones, la reforma laboral de 2010, la bajada de sueldos a funcionarios, etc. Es particularmente paradójico ver cómo algunos de los participantes de la conferencia cantaron La Internacional si recordamos que esa reforma laboral de 2010 contemplaba el despido de un trabajador de su empresa por disminución de beneficios.

Nos habla Rubalcaba de denunciar el concordato con la Santa Sede. Esta promesa es ya un clásico cuando el PSOE ocupa las bancadas del Congreso reservadas a la oposición, pero lo cierto es que cuando ocupa las de gobierno nunca ha modificado, por ejemplo, las leyes de educación en el sentido de eliminar la asignatura de Religión del ámbito educativo público. Tampoco ha legislado jamás para exigir a la Iglesia católica su autofinanciación, como ahora defiende.

Por último alude el Secretario General a la renovación del partido. Supongo que no estará pensando en sí mismo cuando dice estas cosas, él, que lleva toda su vida en política y al que tienen abrumado sus propios compañeros de filas por pedir un día sí y el otro también la renovación de la cabeza del PSOE.

Así, volviendo al símil de las placas tectónicas hecho al comienzo de este artículo, podemos afirmar que el PSOE se mueve porque el sustento sobre el que descansa lo obliga. Las dificultades por las que estamos pasando, unidas a la inmerecida respuesta que muestran los partidos políticos, el PSOE entre ellos, producen una enorme falla (prosiguiendo en la jerga geológica) entre afiliados y cúpulas de poder, entre votantes y partidos, entre gobernados y gobernantes. Es mero instinto de supervivencia que los partidos hagan, al menos, una labor de enjuague que maquille estas desafecciones. Pero, traducido en hechos, se sigue mostrando la misma cara, que es lo que cuenta. El objetivo último no es hacer un verdadero ejercicio de introspección y materializar los cambios necesarios para satisfacer las exigencias que ciudadanos, votantes y militancia exigen. Es, según la experiencia descrita, mantenerse en el poder. En el caso del PSOE emplear el reclamo justo que haga volver, no al partido como dijo Rubalcaba, sino los votos, que incautos, pueden verse seducidos por estos cantos de sirena.

En cualquier caso, sí quisiera concluir reconociendo públicamente que Susana Díaz, por el tono y contenido de su intervención en defensa de la unidad de España hecho en esta conferencia, parece tener más fondo del que supuse en un principio.

martes, 5 de noviembre de 2013

JUAN JOSÉ



Fue en el plenario municipal celebrado el pasado jueves, cuando una voz, envuelta en la vehemencia de la que se sirve la razón cuando arrolla impetuosa como un torrente desbocado, resonó en el salón de plenos del Ayuntamiento de Jaén. Cuando me quise dar cuenta, absorto como estaba presenciando este testimonio in situ, habría podido asentir con mi cabeza del orden de diez veces, aquel hombre estaba diciendo la verdad. En su intervención no interrumpió la sesión, no alzó entretanto voz o cartel alguno reivindicando su causa. Se limitó estrictamente a usar el turno de palabra que para la exposición de la cuestión que le afectaba se le concedió. No hizo falta más, pues el mensaje que transmitió quedó expuesto con tal nitidez y brillantez que no fue necesario ir más allá.

Se trataba de un convecino nuestro, representante de un grupo de propietarios de las viviendas conocidas como “Las Protegidas”. Este buen hombre, se quejaba de la difícil situación por la que estaban pasando estos vecinos. Expuso, como conocemos, que cuando los propietarios tenían ya avanzado el acuerdo con las constructoras para la rehabilitación de sus viviendas, en situación de evidente deterioro por el transcurso del tiempo, la Junta de Andalucía frustró sus expectativas al declararlas bien de interés cultural. Las facultades de los propietarios en cuanto a la libre disposición de sus viviendas se vio entonces limitada por esta catalogación. A cambio, la Junta de Andalucía se comprometió a acometer las obras precisas para la rehabilitación de los inmuebles, pero diez años después, una década, los vecinos siguen sin una solución que ponga fin a estos problemas de deterioro, que según dijo, propician ya derrumbamientos parciales e incluso amenaza de ruina. Se preguntaba nuestro vecino si había que esperar a que sucediese alguna desgracia para que se produjera una efectiva intervención por parte de las distintas administraciones implicadas. Pidió el apoyo de los distintos grupos con representación institucional en el Ayuntamiento, y especialmente, el compromiso de la oposición en el Consistorio, que es a su vez gobierno en la Junta. Sin embargo, en su discurso no hubo lugar para la guerra partidista.

Todo ello lo hizo con firmeza en su exposición, pero con tal exquisitez en las formas que nada reprochable cabría achacarle tanto en estas, como en el fondo de su intervención ante el pleno. Pero fue ya de sobresaliente, cuando en la coda de su alocución, dijo haber estado presente en la sesión desde las ocho de la mañana (siendo que él intervino sobre las seis de la tarde) y que era la primera vez, aunque seguramente sería la última, que acudiría como público al plenario, pues según comentó, le producía vergüenza ajena el ver cómo punto tras punto los distintos grupos eran incapaces de solventar lo que a la postre eran problemas de los giennenses, sin previamente haberse dedicado mutuamente una buena ración de reproches y culpas. El silencio entre los ediles fue general.

Termino esta carta repitiendo lo que tuve ocasión de decirle a nuestro vecino, Juan José, pues es su nombre, tras preguntarle por este la concejala de IU en su respuesta. Enhorabuena, ha dicho usted lo que todos pensamos.