lunes, 23 de febrero de 2015

¿SOLIDARIDAD O FRATERNIDAD?



El problema, hablando en términos generales, es el mismo de siempre, y no es otro que el de una necesidad acuciante entre la población española y una escasez de recursos para responder a la misma. Ahora, abordando un caso en concreto procedente de lo anterior, traeré a colación el de un joven al que asistí en su condición de imputado cuando hubo de declarar ante el Juez. No tiene trabajo ni casa y su falta fue la de ocupar unas instalaciones, abandonadas, de propiedad municipal. Había acudido al asistente social de su municipio y a la caridad de su parroquia, pero sin demasiado éxito. El hospedaje y las atenciones que estas instituciones podían procurarle, decía, estaban ya siendo empleadas por extranjeros, excluyendo en consecuencia la posibilidad de ayudarlo.

Decir esto no es racismo ni xenofobia. Es el retrato de una realidad percibida ya por muchos españoles, que ven cómo sus necesidades son aparcadas en favor de los extranjeros. Nadie en su condición humana puede negarle el pan al hambriento ni el techo al que carece de él, indistintamente de su procedencia, porque no se trata de negar la ayuda, sino de priorizarla. Cualquiera de nosotros acudiría en socorro de su familia, de sus amigos o de sus vecinos, antes de ayudar al extraño, porque esto último es de sentido común. Pues con la administración debería resultar exactamente igual. Sin embargo, la Ley de Extranjería menciona hasta once veces la fórmula “mismas condiciones” para referirse al acceso de los extranjeros respecto de los españoles a la educación, la sanidad, la vivienda, el trabajo, la seguridad social, la prestaciones sociales, etc. Considero producto de una equivocada visión de la solidaridad esta concepción del reparto de los recursos públicos. Porque antes que la solidaridad, que se practica respecto del igual pero extraño, está la fraternidad, que se practica con el “hermano”. Pero no nos engañemos, porque esa injusticia que se comete por abajo, se comete también por arriba, por los pudientes. Porque entonces me dirán el motivo de tanta lisonja y alfombra roja a las fortunas extranjeras para que inviertan su dinero en España, en condiciones y con beneficios fiscales que los españoles ni soñarían. Hablo de los compradores del “stock” de vivienda que proceden de Rusia, Alemania, Bélgica o Francia. A nadie en el poder se le ha ocurrido tampoco facilitar la compra de esas viviendas por tantos jóvenes españoles que bien las necesitan.

En definitiva, no se trata de excluir a nadie, sino a primar y a priorizar a los de casa, a no desamparar ni agraviar a nadie y, menos aún, en su propio pueblo o país.

lunes, 16 de febrero de 2015

NIHIL PRIUS FIDE



Porque es cuestión de fe. La que le sobra y mucha al candidato del Partido Popular de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, Juanma, que anunció públicamente que le quedaban cuarenta y tres días para ser el próximo presidente de la Junta de Andalucía. Ahí es nada. Esta confianza en sí mismo es algo verdaderamente digno de alabanza encarecida pues uno se pregunta cómo y en qué forma. Y es que la oposición en Andalucía, encarnada por el PP, ha sido capaz de ser aún peor que el propio gobierno de la Junta. La labor del PP en Andalucía es tan pobre que no ha sido capaz de destronar a un PSOE en treinta y tantos años de gobierno, en una de las comunidades autónomas más castigadas por el paro de Europa y donde los EREs y otros abundantes escándalos de corrupción han supuesto la pérdida de miles de millones de euros. Es de carcajada atronadora, que ahora, este paracaidista al que ni los suyos esperaban, salvo el dedazo marianero (modo en que se hacen las cosas en el PP), venga a hacer pública manifestación de tan desbordada y desaforada profesión de fe. Honestamente, y una vez me he abandonado al síndrome de estocolmo, perdiendo toda esperanza de que se suceda un cambio en el gobierno de la Junta, solo espero un batacazo rotundo de Juanma en las elecciones. El PP en Andalucía es como Carlos Sainz, ya das por hecho que va a romper el coche, lo va a reventar en alguna curva, pero lo que no sabes es cuándo. Después de tanto tropiezo llega un momento en que incluso gusta, por qué no decirlo. Este año Carlos ha destrozado su coche en la quinta etapa del Dakar. Uno ya hasta se sonríe maliciosamente, pero bien pensado, hay motivo para ello.

Así, pese a que todos los vientos les fueron favorables al PP-A, se empeñan una y otra vez en ahogarse en la orilla. La absorción-abducción de la IU de Valderas por el PSOE de Susana Díaz dejaba al PP-A como única fuerza representante de la oposición en Andalucía. Ni por esas. Luego, la historia por todos conocida; un candidato, Juanma, no ya anodino, sino anticarismático; que fue impuesto una mañana de gracia por Rajoy cuando alguno incluso se veía ya en la eventual ejecutiva del ahora desabrigado José Luis Sanz. Y no lo olvidemos, para suceder a un circunstancial Juan Ignacio Zoido, que hizo las veces, muy a su pesar, de vicario del padre celestial, Javier Arenas. Un esperpento.

En definitiva, si Juanma se ve como próximo presidente de la Junta de Andalucía, alguien habrá que bien lo quiera y le recuerde en su provecho que a nadie lo recuerdan por su fe sino por sus obras.

lunes, 9 de febrero de 2015

ALDEANOS DE GENESARET



Los piadosos que se acerquen hoy a misa escucharán la lectura del evangelio de san Marcos en que Jesús llega a Genesaret. Dice que una vez allí algunos lo reconocieron y cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas, rogando que les dejase tocar al menos el borde de su manto y los que lo tocaban se ponían sanos.

Quedando a salvo la homilía o el sermón que sobre el texto haga el sacerdote, cuya voz será mucho más autorizada que la mía, sí quisiera al menos trasladar el símbolo o la enseñanza de la lectura a nuestros tiempos. Como hoy en muchos lugares, en aquellos pueblos y aldeas de tiempos de Jesús, había gente muy pobre. Enfermos y necesitados que estaban abandonados por los poderes de la época salvo para sacarles impuestos. Pero allí, en medio de ellos está uno que les da esperanza, que les salva. Sin embargo, el que puede salvarlos y sanarlos lo hace desde la misma altura o plano que el de todos estos enfermos. Jesús no aparece por encima de ellos, venido desde los cielos y recogido por una legión de ángeles a tocarlos con su gracia divina. Está allí, con ellos. Es este ejemplo de sencillez y humildad, de fraternidad, servicio, amor al prójimo y también sumisión lo que ensalza las curaciones. Poco esfuerzo le costaría a Dios, omnipotente, sanar enfermos. Pero quiere hacerlo así, sometiéndose a las leyes del mundo. Entonces, la cuestión, trasladada a nuestro tiempo, está en ver el porqué nuestra sociedad no reconoce y no confía, como lo hicieron aquellos aldeanos, en los que tienen el poder para “sanar” nuestras “enfermedades”, en los poderosos, los que detentan el poder político, económico, etc. Y es que, más allá del poco éxito que tienen en el desempeño de su cometido, dicho vulgarmente, no bajan a la calle a hacerlo. Partiendo de la base de que los que no se someten a los problemas de nuestro tiempo no pueden tener un conocimiento acertado ni de los mismos ni de sus soluciones. Porque no sirven, no en el sentido de ser útiles, sino en el de entregarse por los demás. Así tenemos que quien lleva veinte años subido a un coche oficial, ha perdido el contacto con aquellos a los que está para servir. Esa vocación se extingue y desaparece y se cambian los roles. Quien ha de servir es servido y quien debe de obedecer manda. Hoy, esa relación de confianza y mandato se ha perdido. Ha sido sustituida por la contradicción del poder respecto de sus destinatarios, y hasta que no se recupere la subordinación y el ejemplo de ese poder hacia sus legítimos dueños y el bien común, nosotros, aldeanos de Genesaret, seguiremos sin reconocer como nuestros a aquellos que dicen vienen a sanarnos.

lunes, 2 de febrero de 2015

¿PODRÁN?



Se ha hablado, se habla y se hablará mucho de Podemos, pero ¿qué es verdaderamente Podemos y sobre todo, hacia dónde va? Todo nace, no lo olvidemos, de aquel quince de mayo de 2011, un movimiento que vino a llamarse 15-M y que supuso durante un tiempo determinado una válvula de escape a lo que ya venía siendo un hartazgo ante tanto abuso. Digo, durante algún tiempo, porque ese 15-M original que aunó a gente de tan distinta procedencia ideológica, acabó siendo infiltrado por la extrema izquierda concluyendo el movimiento en asambleas imposibles, perros, flautas y malabares. La idea del 15-M fue buena, su desarrollo no tanto.

Pues en el caso de Podemos sucede exactamente lo mismo. La idea de una alternativa a PP y PSOE, entendemos muchos, es justa y necesaria. Se hace imperioso cambiar cosas que se han hecho mal, y como es lógico, no van a ser los culpables de esos males los que ahora los solucionen. Sin embargo, esa alternativa que podía haber supuesto Podemos no será transversal como pretenden hacernos ver. Podemos es abiertamente de izquierdas. Sus dirigentes lo son también y muchísimas de las personas que cada día integran sus filas. Como dice Julio Anguita, la historia (y la televisión si se me permite) le ha dado la oportunidad a Pablo Iglesias.

Por tanto, ahora toca ver la gente de la que se va a nutrir Podemos. Dime con quién andas y te diré quién eres. Pues en Podemos se están alineando personajes de lo más siniestro, en sus dos sentidos. De izquierdas y oscuros, o al menos con muy poco brillo. El problema es que el éxito electoral de Podemos pasa necesariamente por colonizar el voto de izquierdas, mucho más volátil que el inmovilista de derechas, que va al PP de cabeza.

Si Podemos es capaz de controlar esa deriva izquierdista que está tomando así como el control de la gente que se les incorpora, podrá convertirse verdaderamente en esa fuerza aglutinadora del cambio, si no, será otro 15-M. Pero honestamente, se lo están poniendo tan fácil que serán muy torpes si no lo consiguen. Han sido tantos y tan graves los abusos cometidos que la gente ya no solo busca justicia, sino venganza, que es la hija bastarda de aquella. El camino está expedito. Depende ya de ellos aprovechar la oportunidad para convertirse en gobierno como en Grecia, o bien acabar como ese 15-M frustrado.