lunes, 22 de febrero de 2016

SOCIEDAD CIVIL



De siempre se ha dicho que aquél que quiera peces, que se moje aquella parte del cuerpo donde la espalda pierde su casto nombre, y que al fin y a la postre, no quiere decir sino que cuando anhelamos, queremos o deseamos algo, rara vez esa cosa vendrá dada del cielo, sino que habrá que pelear por ella. La reflexión trae causa de la manifestación reivindicativa por la cultura en Jaén, que tuvo lugar el pasado sábado y que movilizó a unos cientos de jiennenses en la calle para pedir a nuestras instituciones un plus de esfuerzo en lo que atañe a la cultura en Jaén. El Movimiento Abierto por la Cultura, entidad organizadora del evento, pertenece a la sociedad civil; que no es sino aquella “hermana pobre” de la política, tantas veces relegada, y que sin embargo es tan necesaria. Siempre he defendido el importante papel, fundamental, de la sociedad civil en la vida pública. Lo que no podemos es simplemente ir a votar cada cuatro años esperando que los cargos públicos elegidos acaparen todo el protagonismo en la factura de lo que queremos que sea la sociedad en la que vivimos, y luego, desentendernos del papel que como colectivo tenemos y debemos ejercer. La sociedad civil, como quedó demostrado el sábado, debe de ser corresponsable en la toma de decisiones de los poderes públicos y en el gobierno de las instituciones, y en consecuencia, en las políticas que de ellas nazcan, y desde luego, servir de estímulo a la mejor y mayor actividad de las mismas. La noticia además, adquiere especial significación en una ciudad como Jaén, que muchas veces ha pecado y peca de la desidia general en el cuidado de lo que es suyo, y por eso, más allá del fondo de la manifestación del sábado (que tiene en ese hito su comienzo y no su fin), lo importante es el ejemplo público que da, y este no es otro que el de que hay que implicarse en la defensa de los intereses propios o de una sociedad cuando lo que se quieren son resultados concretos y no meras promesas que más adelante quedan enterradas en programas electorales, despachos y burocracia. Creo, honestamente, en la necesidad que existe en nuestra ciudad de movimientos cívicos y populares que la defiendan y revitalicen, e igualmente estoy seguro, por la experiencia, de la buena respuesta que tendrá en los vecinos.

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