lunes, 1 de febrero de 2016

RENOVARSE O MORIR



Que el centenario Partido Socialista Obrero Español está pasando por su peor momento en toda su dilatada historia es un hecho público y notorio. Entiendo que el mayoritario apoyo que antaño tenía el PSOE entre los votantes de izquierda se disuelve no por los méritos que hayan podido tener sus competidores, sino por los deméritos del propio Partido Socialista. El descrédito en cuanto a la gestión que tuvo que hacer de la crisis económica y la decepción de su electorado por ser precisamente el que más sufrió sus consecuencias, son heridas aún sangrantes y que tardarán mucho en cicatrizar. Eso el PSOE debe de entenderlo, sea Pedro Sánchez su Secretario General o cualquier otro. Aún le aguarda una travesía larga hasta purgar sus culpas y volver, si es que lo consigue, a ser el referente indiscutible en la izquierda.

Sin embargo, aún creo que este malherido PSOE tiene muchas opciones de seguir en la brecha política y de gobierno. Lo ha demostrado en las anteriores elecciones autonómicas y municipales en las que ha recobrado comunidades y ciudades. Con apoyos de otros, pero al fin y al cabo, saber adaptarse a las nuevas circunstancias es también un aspecto positivo en un partido político que no tiene otra vocación que la de gobernar, como es lógico. En esto, el PSOE saca mucha ventaja a su eterno rival, el PP, que ha demostrado, en su parálisis y falta de aliados, que solo mediante la consecución de la mayoría absoluta puede gobernar. Esto es una realidad devastadora para el Partido Popular, más aún teniendo en cuenta que el voto está ya mucho más fragmentado que antes, y lo que es peor, siguen empeñados en el método del dedazo. Que en el PP, con la que está cayendo, y particularmente en ese partido por toda la corrupción que ha acusado, sigan tomándose las decisiones a golpe de dedazo, dice mucho de la profundísima renovación que tiene que operar en su seno para adaptarse a lo que desde dentro y también desde fuera, se pide de él.

Por tanto, a pesar de lo anodino de su Secretario General, de lo confusos que están muchos de sus responsables en cuestiones elementales, del propio egoísmo y tensiones entre ellos… el PSOE continuará, porque ha sabido ir al compás tiempo. Eso sí, como en la película Casablanca, pase lo que pase, siempre les quedará Sevilla.

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