lunes, 23 de marzo de 2015

PRELUDIO



Cuando Susana Díaz se presentó a las primarias del PSOE para elegir al sucesor de José Antonio Griñán, e incluso después de ser elegida, no dejó de repetir machaconamente aquello de que quería abrir “un tiempo nuevo”. Lo cual, no ha podido adquirir un significado más literal a tenor de la nueva configuración del Parlamento de Andalucía tras las elecciones celebradas. Los electores, en este caso los andaluces, acaban de preludiar con su voto el final de un tiempo, el del bipartidismo PSOE-PP para abrir ese tiempo nuevo a otras formaciones políticas emergentes. Ayer a las ocho de la tarde quedaron cerradas las urnas. El resultado se entrevé suficientemente revelador para poder afirmar la voluntad de cambio y transformación que ha sido expresada. Los antiguos métodos y estructuras tendrán que dar paso a un nuevo reparto de poder que sintonice necesariamente con el dictado de este tiempo.

De otra parte, todo ese acercamiento al votante, toda esa publicidad en medios de comunicación, reparto de propaganda electoral, encuentros, debates y demás actos de campaña, deben ahora de transformarse en realidades concretas, porque así se les exige. Esa predisposición que han mostrado todos los partidos en campaña para pedirnos el voto, tiene que ser ahora refrendada por los actos y los hechos. La puja quedó cerrada. Todas las “apuestas” que tanto les gusta invocar a los políticos están apalabradas. Ahora es el momento de demostrar que esas promesas no quedan en solo eso, promesas, porque lo contrario sería volver a reírse de un pueblo, demasiado castigado ya por la mentira y el engaño de tantas veces que se ha acudido a reclamar su confianza y la misma ha sido defraudada.

En definitiva, este tiempo nuevo abierto por las elecciones andaluzas, es una oportunidad dada a otros partidos políticos. Pero no para que sustituyan sin más a los viejos. No se trata de cambiar unos parlamentarios por otros. Se trata de cambiar la forma y el fondo. Se trata de que tomen consciencia de que a ellos se les va a exigir en igual o superior medida. Porque esa es su misión. La tarea de dar una respuesta certera y efectiva a todo aquello que los que tradicionalmente han venido ejerciendo el poder han olvidado. Desde las grandes soluciones a problemas como el empleo y la corrupción a otras más discretas pero no menos importantes como es la transparencia y democracia interna de sus partidos.

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