martes, 3 de junio de 2014

¿LIBERTAD PARA QUÉ?



Fernando de los Ríos fue un político español dirigente del PSOE durante los tiempos de la Segunda República. Cuenta en su obra “Mi viaje a la Rusia soviética” (1921) que en el citado viaje a la Rusia bolchevique le preguntó a Lenin cuándo se iba a establecer la libertad en la Unión Soviética revolucionaria, este le contestó con su famosa pregunta "¿Libertad para qué?".

La respuesta dada por el líder soviético a la interrogante del político español cobra en Europa a día de hoy renovadas fuerzas añadiendo un matiz muy preocupante. Aquella Rusia soviética era una dictadura marxista y en Europa tenemos implantada una democracia. Me explico.

Desde que se conocieron los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo hay dos noticias que destacan sobre todas. La primera es la decadencia de los partidos políticos llamados tradicionales. La segunda, el ascenso de partidos denominados mediáticamente “populistas” y de “extrema derecha”. Me centro en la segunda puesto que es consecuencia directa de la primera. Atendiendo al caso español, el éxito del partido Podemos, de Pablo Iglesias, ha desencadenado un torrente de feroces ataques públicos y burlas de muchos medios de comunicación y políticos. Se les ha tildado de demagógicos, populistas, marxistas, bolivarianos… Para el caso del vencedor de las elecciones en Francia, con una cuarta parte del voto emitido, el Frente Nacional de Marine Le Pen, “extrema derecha” es el apelativo más suave que han empleado en su descripción algunos políticos franceses, incluso su gobierno, y bastantes medios de comunicación que han informado de su victoria sin paliativos. Intentos de aislamiento y linchamiento.

Más allá de las opiniones, lo cierto es que los resultados obedecen unívocamente a un profundo rechazo con lo experimentado hasta el día de hoy y a unas ganas de cambio y de efecto revulsivo que son ya imposibles de sofocar. Los cinco eurodiputados de Podemos y el 25% de los votos del Frente Nacional francés (hechos que tomo como ejemplo de entre otros tantos países) tienen en la juventud y los trabajadores de humilde condición la principal fuente de la que se nutre su electorado, como ha sido comprobado. Son estos los principales perjudicados por esta situación a la que nos han traído las formaciones políticas imperantes hasta el presente, responsables de hallarnos inmersos en esta mediocridad por la torpeza y desidia de los que ahora se encargan de avivar los miedos frente a este tipo de partidos que han hechos de su mensaje un espejo de un sentir que ya no es minoritario. Por tanto, yo me pregunto quiénes son los llamados partidos políticos tradicionales o sus medios afines para criticar a estas formaciones, tanto en sus políticas como sus representantes. Hemos visto y conocido cuál es el resultado de sus obras y sus soluciones, y además son sus políticos, no pocos, ni otros, los que hasta la fecha han protagonizado los telediarios por sus escándalos de corrupción, de derroche, de fraude, de cuentas en Suiza, etc.

Por estas razones, el ataque, la censura que sufre el voto que se aparta de lo “políticamente correcto”, lleva a pensar hasta qué punto podemos hablar de una verdadera libertad en el voto, ¿Libertad para qué?

No hay comentarios:

Publicar un comentario