martes, 17 de septiembre de 2013

EL TRIUNFO DE BACO



Si el genial pintor sevillano Diego Velázquez fuese contemporáneo nuestro, estoy seguro de que volvería a pintar su famoso cuadro, el de Los borrachos o El triunfo de Baco, expuesto al público en el Museo Nacional del Prado. No obstante convendría hacer alguna modificación a tenor de los tiempos que corren, sustituyendo al dios heleno del vino y sus acompañantes de borrachera por otro tipo de personajes de más actualidad.


Sabemos que desde 2009 la banca española ha recibido 52 mil millones de euros procedentes de fondos públicos. Es decir, del dinero de usted y mío, de los asalariados, de los pensionistas, de los recortes en educación, sanidad, justicia o pensiones, de la subida de impuestos y de la emisión de deuda por parte del Estado (también nosotros y las próximas generaciones). Con el aporte de esa cifra, desorbitada a todas luces, se pretendió sanear o paliar al menos, los desmanes cometidos por los propios bancos orquestados en sus consejos de administración y procurar la concesión de crédito a empresas y particulares a fin de reactivar la economía. Sin embargo, y a cambio de esa generosa contribución pública a empresas privadas, como son los bancos, nos encontramos con que estos destinatarios de dinero público, siguen sin dar crédito que reactive el flujo de liquidez, instando el desahucio de familias de sus viviendas, luchando como gatos panza arriba para no devolver el dinero de las participaciones preferentes y clausulas suelo, y por si fuese poco, despidiendo a un gran número de empleados por razón de las fusiones entre entidades, que igualmente son sufragadas con dinero público. A todo ello se une la circunstancia de que las antiguas cajas de ahorro rescatadas, se han transformado en bancos, con lo que ha desaparecido la obra social de las cajas, para, en su nueva condición de bancos, repartir dividendos entre sus accionistas. Pero como colofón de tan larga lista de agravios, el Estado, como pagador y ente que debería de servir en su condición de autoridad para evitar estos atropellos, nos dice a través del Gobierno, que "da por perdidos 36 mil millones de euros" de los 52 mil millones antes dichos. Conclusión: el Estado ha regalado a la banca 36 mil millones de euros, y nosotros, como pardillos, nos hacemos cargo de esa deuda para que nos traten de aquella forma.


Así pues y visto lo cual, maestro Velázquez, pinte usted de nuevo su famoso cuadro. Pero en esta ocasión retrate en la orgía al Gobierno en sustitución del dios Baco, como maestro de ceremonia, y a los banqueros, como los borrachos de la misma pintura, sin olvidar, eso sí, añadir una plaquita debajo de la escena, en el marco, que diga "sufragado por suscripción popular".




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