martes, 9 de julio de 2013

GRACIAS REAL JAEN



Paladeando con enorme gusto el dulzor de las mieles del ascenso del Real Jaén a segunda división, la feliz noticia que con tanta ansia esperábamos podría suponer una lección a valorar y tener muy en cuenta en otros usos. Para ello, convendría hacer antes un ejercicio de lectura de las claves de esta gesta deportiva de nuestro equipo de fútbol y aplicarlas para extender esta alegría y bien a otros aspectos concernientes a la ciudad. Realizando un análisis mecanicista y metodológico del triunfo, consideremos en primer término que buena parte de los jugadores de la plantilla que ha pasado a la historia son comprovincianos. En consecuencia, este hito “made in Jaén” nos ilustra acerca de que ningún impedimento obsta a nuestra materia prima para ser capaces de cosechar éxitos. Por otra parte, la delicadísima situación económica del club, principal escollo amenazador incluso de su propia supervivencia como institución, no ha sido tampoco óbice en la consecución de este final feliz, no por casualidades, sino porque la nave blanca ha estado capitaneada por personas que han sabido dar la talla para llevarla a buen puerto, haciéndolo posible no solamente por la preparación profesional de la dirección del Real Jaén, sino también gracias a la valía personal y entrega sincera y de corazón de estos esforzados administradores, conforme a Derecho, concursales. Finalmente, la categoría de plata del fútbol nacional, no se podría haber alcanzado sin ilusión y esperanza, sin el convencimiento de que era posible y deseable lograrlo. Desmenuzadas las claves del éxito del “glorioso” ¿Y si los giennenses, todos, particulares e instituciones públicas y privadas nos propusiésemos conjugar colectivamente todos estos elementos para darle a Jaén ese empujón que la reactive, que la vigorice y haga progresar? Conseguir una ciudad bonita, cuidada, limpia, que ofreciese oportunidades de empleo y bienestar a sus habitantes, fruto de esta unión, de esa ilusión y del trabajo de aquellos que teniendo esta responsabilidad sobre sus hombros entiendan el mensaje. Hemos comprobado que hay un resultado cierto para la puesta en práctica de estos valores y esta forma de hacer las cosas, y también sabemos por la misma experiencia, cuál es el resultado de prescindir de todo ello, igual de cierto y presente. La misma frustración que nos producía ver a un club señero como el Real Jaén, con sus 90 años de historia, postrado en la segunda división B, nos debe producir ver a Jaén relegada, abandonada y olvidada, afligidos sus vecinos por el paro, la falta de industria e infraestructuras, la ausencia de limpieza y mal estado de las calles, y las incomodidades producto de la mala cabeza de algunos y la desidia de muchos, de proyectos abortados o indefinidamente relegados al olvido. Pero como en el fútbol, debemos ser conscientes de que merece la pena tomárselo en serio, seguir el ejemplo de lo que se puede conseguir y ponernos a ellos. En definitiva, de no dejar pasar las temporadas sin lograr nuestro ascenso. Entre tanto ¡Hala Jaén!

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