lunes, 16 de mayo de 2016

EN LA TACITA, POR FAVOR



Una fotografía que circula en redes sociales en la que salen las dos puertas de los urinarios de un bar de Jaén. Una de ellas tiene escrita la palabra “bla”, y es la del servicio de hombres. La otra, con una ristra inacabable de “blablabla”, es la puerta del servicio de señoras. Pues ya está formado el lío. ¡Esto es machismo! Las mujeres hablan sin parar y de ahí que tengan en su puerta el símbolo de este sambenito. A partir de ahí, dale caña al mono que es de goma. Tanto, que los mismos propietarios del establecimiento, tuvieron que salir al paso de la polémica generada dando explicaciones. Pero estos follones, que no deberían de pasar de mero chascarrillo, tienen su explicación. Nuestra sociedad está en pleno efecto “esponja”. Sucede que cuando presionamos una esponja y de pronto dejamos de ejercer esa fuerza, la esponja se expande rapidísimamente. Pues esto es igual, venimos de una situación en que la mujer ha estado discriminada, y en esa labor de la sociedad actual de equiparar a mujeres y hombres, se cae en estos excesos como es generar semejante revuelo por algo que no tiene mayor maldad ni censura. Vivimos en una sociedad, que cada vez más, tiende a lo políticamente correcto donde debería haber mayor naturalidad. Pero, es mucho más fácil escandalizarse por estas menudencias que aplicar una auténtica labor integradora de la mujer en la vida real. Es más cómodo para las élites gobernantes, adaptar el lenguaje a su nueva moda u organizar un teatrillo de reconocimientos y vivas a la mujer, que trabajar arduamente en lograr una auténtica igualdad retributiva de salarios hombre-mujer, en que las mujeres estén seguras en su puesto de trabajo sin preocuparse de si lo perderán por ser madres si lo desean, de compaginar vida personal y familiar, etc. Trabajar en la auténtica consecución de estos fines es más complicado que cargar las tintas en redes sociales. Véanse ejemplos como el del presidente de Castilla la Mancha, el socialista García Page, que en una entrega de premios se hace una foto con una mujer ataviada con el vejatorio burka. ¿A qué jugamos? En definitiva, y para tranquilidad de los que tanto gusta la corrección llevada al extremo, a los propietarios del bar de la polémica, les pido que coloquen un cartel encima de los retretes que diga “cáguense en la tacita, por favor”. Por si las dudas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario