lunes, 21 de diciembre de 2015

SUSPENSE



Un Partido Popular que ha ganado las elecciones de forma pírrica, un Partido Socialista Obrero Español muy castigado y que ha de continuar su travesía por el desierto, un Podemos que recoge generosamente al otrora votante socialista y al escarmentado por la crisis así como simpatías nacionalistas, y un Ciudadanos que igualmente irrumpe con fuerza en el Congreso de los Diputados a costa del desencanto en el Partido Popular. Nada más. No sabemos quién o quiénes asumirán la responsabilidad de formar y ejercer gobierno. España ha pasado a ser muy distinta de lo que hasta ahora conocíamos. El PP de Mariano Rajoy ha experimentado un bofetón tremendo, a la altura del perturbado de Pontevedra, con una pérdida de representación que podemos justificar en el coste de los recortes, la impávida actitud de su Presidente, los escándalos de corrupción y la frustración de sus votantes. El PSOE queda muy tocado porque no ha sabido volver a encandilar a la sociedad española y su líder está contra las cuerdas, desangrándose por su flanco izquierdo (Podemos) y también, en cierto modo, derecho (Ciudadanos). El bipartidismo ha muerto. Ni el PP de la mayoría absoluta de Rajoy, ni mucho menos el PSOE, con unos resultados más pobres que nunca, tienen motivos para sentirse satisfechos en modo alguno. El protagonismo lo ostentan Podemos y Ciudadanos. Más el primero que el segundo por motivos de representación y también por saber qué es lo que harán ahora, que es donde está la incógnita. Una coalición que desaloje al Partido Popular de La Moncloa pasa necesariamente por Podemos. Pero en definitiva, el mensaje es que España quiere reforma, abandonar la senda que hasta ahora transitaba, ¿hacia dónde? Esa es la incógnita por despejar. Desde luego lejos de la corrupción, los recortes y el ordeno y mando. Luego se verán los resultados, pero la voluntad es manifiesta. En cualquier caso, y como última reflexión, me quedo con el aserto atribuido al emperador romano Marco Aurelio Caro, de gran utilidad para lo que está por venir: La sabiduría es el arte de aceptar aquello que no puede ser cambiado, de cambiar aquello que puede ser cambiado y, sobre todo, de conocer la diferencia.

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