lunes, 18 de mayo de 2015

EXIGENCIA



La semana que viene, a estas horas, ya sabremos cómo estará conformado políticamente el Ayuntamiento de Jaén para el mandato 2015-2019. Cuatro años por delante, no lo olvidemos, que marcarán nuevamente el devenir de nuestra ciudad. Pero ese futuro será la proyección de lo que los giennenses decidan con su voto en las elecciones. Esto último es lo fundamental, porque ahora tenemos la oportunidad de expresar el camino que queremos que siga nuestra ciudad, la oportunidad de quejarnos más allá del típico comentario de hartazgo en una conversación o de la bravata tabernera del viernes por la noche en que tenemos motivos de queja contra todo y todos.

Es en este punto donde entra en juego la palabra que titula este artículo, la exigencia. Exigencia de los vecinos con sus concejales, sí. Pero exigencia de los vecinos primero consigo mismos a la hora de votar. Votar no es un acto ni baladí, ni gratuito, ni la Democracia es una fiesta. Votar es ante todo un acto de asunción de severa responsabilidad frente a usted mismo y frente al resto. Va siendo hora también de que los vecinos de Jaén seamos mucho más exigentes con nuestros políticos, pero sobre todo, con nosotros mismos. Claro que deseamos una ciudad mejor. Una ciudad con menos paro, mejores comunicaciones como autovías y alta velocidad, infraestructuras como nuevos centros de salud, limpieza, ocio, cultura, turismo, solucionar el problema del tranvía, etc. Pero, ¿todo eso cómo se hace?, ¿quejándose, achacando al pasado los problemas presentes, resignándose a que todo siga igual?. No, de nada sirve el pesimismo ni la resignación, esa actitud no contribuirá a que Jaén se enganche al carro del progreso que están experimentando otras capitales de provincia andaluzas mientras la nuestra se queda cada vez más rezagada. A nuestros concejales les exigiremos valentía, altura de miras, trabajo, resultados, claro que sí; pero todo empieza por que los vecinos de Jaén nos exijamos a nosotros mismos todo esto antes de ir a votar. Aunque sea por amor propio.

El tiempo no pasa en balde, y mientras en Jaén no remontamos el vuelo y nos entretenemos en agrias disputas y pequeñeces irrisorias, otras ciudades de un mundo, por cierto, cada vez más exigente, nos toman una delantera que terminamos pagando a un precio mucho más caro incluso que la deuda municipal, que ya es decir. Como en sus manos está, vea, compare, y decida.

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